Dicen autores de gran prestigio que hay tres tareas imposibles; educar, gobernar y psicoanalizar.
De todos los empeños que pueda tener una persona, la educación es, sin duda, la más humana y la más humanizadora.
Educar es creer en el ser humano, en su capacidad de aprender y en el deseo de saber que anida en ella. Educar es creer que hay cosas que merecen ser sabidas y que los hombres, por medio del conocimiento, podemos mejorarnos unos a otros.
La educación es valiosa y práctica, pero también es un acto de coraje, de valentía humana. La profesión de maestro es una tarea sujeta al desánimo y la impotencia, al juicio de una sociedad cada vez más exigente.
Los docentes necesitamos aprender de todo lo que nos rodea. Fortalecernos es demostrar nuestro interés por lo que sucede a nuestro alrededor, intentar conocer el mundo donde vivimos y donde viven los alumnos y apostar por su mejora cultural y educativa.